lunes, 11 de octubre de 2010

Train de vie : El espíritu humano viaja también por tren

Train de vie : El espíritu humano viaja también por tren

Felipe Valdivieso
fvaldiv@gmail.com

CSCD Hebraica y Comité Venezolano de Yad Vashem llevan a cabo desde el miércoles 6/10 y durante los cuatro miércoles siguientes, un Ciclo de Cine Educativo sobre el Holocausto, con la proyección de cinco películas seleccionadas al efecto por los Organizadores. En la primera sesión se proyectó la cinta de 1998 “Train de vie” o El tren de la vida, del director rumano Radu Mijaileanu.

La historia narra la “autodeportación” en 1944 de una pequeña comunidad judía del Este de Europa que arregla un viejo tren como si fuera transporte nazi, intentando con esta simulación llegar a Palestina.

Lo primero que llama la atención es la muy buena recreación de lo que pudo ser la vida judía ordinaria en un shtetl cualquiera en ese tiempo y lugar. Personajes, vestimentas, relaciones, construcciones, costumbres.

La narración cinematográfica atrapa desde el inicio al espectador, quien confiadamente se deja llevar por la historia, las situaciones graciosísimas, los giros, apariencias y develaciones, hasta llegar al final en que se le entrega una clave que resignifica todo lo antes narrado. El mensaje implícito –la continuidad de la memoria, el poder de la creatividad ante las catástrofes, la grandeza del espíritu humano en situaciones límites- es comunicado eficazmente.

Lo extraordinario es que tal transmisión se logra a través de exquisito humor contrastado con brevísimo pero radical giro dramático final.

El público rió a carcajadas en numerosas escenas, lo cual prueba el delicado equilibrio entre tragedia y comedia logrado por el guionista y director : Los asistentes a esta primera sesión de cine eran casi en su totalidad judíos. Los pocos cristianos o en todo caso no judíos presentes en la sala también reíamos a mandíbula batiente aunque con leve inquietud por eventual irrespeto a la sensibilidad de los más involucrados.

Volviendo a la estructura del guión, es de interés tomar nota de cómo arman los comediantes del stand up sus rutinas cómicas : Empiezan contando una historia que tiene elementos fácilmente reconocibles para la audiencia. Eso se llama “Planteamiento o set up”. Ya ubicados los personajes, contextos y demás, viene lo que se llama “Remate o punch” que es un rápido giro de lo ya establecido, a una situación nueva e imprevista que contradice o resignifica el relato previo. El remate es sorpresivo y breve para que funcione y produzca el efecto deseado, la risa.

Train de vie es muy curiosa en este sentido porque, sugiriendo o apenas dejando ver el contexto trágico y espantoso de la Shoá, cuenta la historia en clave de humor… y remata con un fuerte golpe de realidad nada divertido. Es decir, mismo mecanismo del humor, aplicado al revés.

Ampliando el contexto de estos comentarios, una historia trágica contada como tal, impacta; Una historia trágica contada con humor sorprende y pone a pensar muy activamente no solo en el tema en cuestión sino en la modalidad de relato elegida.

¿Es legítimo contar tragedia en clave de humor? ¿Es eficaz?

Estas preguntas tienen ya bastantes años de discusión entre judíos y no judíos, cinéfilos y público general, académicos y legos. En medio de tantos escritos sobre el tema es de recomendar un texto de Alejando Bauer “Auschwitz en el cine y la televisión” (www.ifs.csic.es/holocaus/textos/baer.pdf) en que se analizan las escuelas francesa (Lanzmann), alemana y norteamericana (Hollywood) en cuanto a la representación cinematográfica de Shoá, deteniéndose en tres películas específicas : La serie de 1978 “Holocausto” que fue vista por 500 millones de personas en el mundo; La lista de Schindler (1993); La vida es bella (1997).

No es el caso aquí de entrar a fondo en esta interesante discusión. Baste señalar el punto, referir a un texto valioso, dejar que el lector y espectador hagan su propio camino reflexivo. Y expresar mi opinión: Por múltiples razones de larga e inoportuna enumeración, mi respuesta es definitivamente Sí a las dos preguntas antes anotadas. Comento adicionalmente que he visto el filme al menos cuatro o más veces y mi resumen sigue siendo : Encantadora y eficaz.

Poniendo la atención en otros aspectos de la película, se destacan algunas escenas o imágenes que valen oro y que pueden no solo representar toda la película sino mucho, mucho más. (El espectador las reconocerá de inmediato).

Por otro lado, la película está lejos de ser perfecta : Se nota demasiadas veces y no siempre de manera grata el “cómo está hecha”, cómo se ideó y estructuró el guión. El guionista conoce perfectamente la inercia en el pensar e imaginar del público. Le da al espectador algunos datos y es seguro que éste esperará la continuación natural del relato según lógica de la información previa. El mecanismo es universal, está en la base de la comunicación entre personas. Es legítimo y a veces muy bueno, frustrar las expectativas mediante cambios y giros inesperados pero esos giros deben ser hechos de manera que no confundan y menos agredan al espectador. En esta película el director perpetra la novatada –es su segundo largo- de lanzar al público en una línea de ideas, contradecirlo luego con situaciones ambiguas, volver a la lógica esperada, girar de nuevo, etc. En el papel o guión eso se puede ver como original, ingenioso, divertido. Pero en las imágenes y escenas de la película lo que produce es confusión e incomodidad que sin duda no debe ser la intención del director. En lenguaje coloquial se diría “Se le ven las costuras” al guión.

Finalizando : Quien vea la película la disfrutará, se entretendrá, reirá. Y también pensará, no solo en el tema Shoá sino en la legitimidad y eficacia de su representación, a 65 años de la catástrofe.