martes, 21 de septiembre de 2010

Taita Boves : Lamata nos pone a pensar

Taita Boves : Lamata nos pone a pensar

Pensando en la impactante película de Luis Alberto Lamata y leyendo sobre el Boves real y su contexto histórico surge un elemento clasificador que parece ser interesante : Qué y cómo me hubiera gustado a mí que fuera la película versus qué es -o parece ser- la obra de Lamata. Tener presente mi aspiración contrastando con lo que hizo el autor hace posible un juicio mucho más sereno, objetivo, interesante e inteligente.

¿Qué muestra el filme? La tormentosa transformación de Boves, de ex marino asturiano en América a prisionero del mantuanaje criollo, a bodeguero trabajando para encontrar su puesto en la sociedad venezolana de entonces, a contrabandista de caballos, a crecientemente poderoso comerciante sin escrúpulos, a arribista social camuflado como patriota, a violentamente resentido por el desprecio de la godorria criolla, a progresivamente más y más violento líder de pandillas y luego hordas de negros, pardos, renegados, y demás relegados venezolanos de baja condición, a feroz guerrero seguido por miles de terroríficos lanceros del llano luchando con métodos espantosos en contra del mantuanaje independentista... hasta su muerte en batalla por un certero lanzazo propinado por quien no se identifica en la película ni en la historia.

¿Qué echo de menos? Un exposición cinematográfica del contexto, de los orígenes y factores determinantes que componían ese momento histórico. De sus protagonistas, de las ideas en pugna, etc. Extraño "más cultura" o historia comprehensiva.

En este punto advierto que lo que uno desearía no tiene porqué ser lo que anima al creador. En este caso particular, el Guionista - Director sí sabe y mucho de la época porque es historiador y por haber realizado ya anteriores películas de corte histórico. Seguramente sabe muchísimo más que uno del tema, sin embargo no fue su intención demostrar cuanto sabe ni enseñar al público historia. Este quiso otra cosa en la que no cabía ampliar el campo de atención, del personaje a su época. Es de suponer que de empezar a proporcionar al público antecedentes y contexto la película se transformaría en otra cosa, por aquello de que una cosa exige la siguiente, y la que le sigue, etc. De modo que el Guionista tenía que renunciar al contexto y centrase en su historia, en su particular interés, el personaje Boves.

Entonces, si veo mi interés deseable y veo el del Creador como distintos y perfectamente legítimos ambos, puedo volver a mirar la película con menos prejuicio de expectativa, por lo tanto puedo "verla mejor".

El actor colombiano que personifica al Boves creado por Lamata en libérrima adaptación de la novela de Herrera Luque, no puede, no podría ser mejor. Nunca le falta, nunca le sobra fuerza o potencia en las situaciones por las que transcurre el relato. Es que hasta su físico, las facciones del rostro -seguramente potenciadas con maquillaje de calidad- encarnan lo que Lamata quiso expresar en su personaje creado : La locura del poder en manos de un inculto y valiente hombre venido de allende e imbricado con un sentir intenso y hasta entonces soterrado de un segmento de la población venezolana en aquellos tumultuosos tiempos.

Danielita Alvarado y Carmen Julia Alvarez no actúan : Son sus personajes. Notable fuerza y complejidad en sus personificaciones.

La película sigue de manera no secuencial y bastante libre la novela de Herrera, que es más cronológicamente estructurada. Como la película no aporta mayor contexto y como no proporciona información cronológica y motivacional del personaje Boves, el espectador tiende a perderse, y luego piensa que Lamata cuenta con que los venezolanos conocen la historia y la novela, por lo que no se requeriría mucha linealidad ni explicación. El espectador eventualmente interpreta que Lamata, dentro de su particularísima visión y foco, lo que hizo fue contar en imágenes la novela.

Dentro del lenguaje de cine, Lamata es muy claro respecto a Boves : En cada etapa lo viste, peina y hace que se comporte de manera diferenciada una de la otra, siempre resultando totalmente creíble.

El elemento música es tiene mucho peso en el filme : Desde el principio cuando los créditos pasan en blanco sobre pantalla negra, la imponente, dramática, profunda, composición musical da clara cuenta de lo que viene, de lo que sucede, de lo que sucedió.

Se destaca también que en la medida en que el proceso de degradación hacia la locura del personaje Boves avanza cada vez a mayor velocidad e intensidad, lo vemos siempre con una botella de licor, cada vez más desordenado en ropa y aseo, y los colores que cuando todo iba bien eran brillantes, cada vez se hacen más opacos, más grises, sepias, etc.

Sobre el fondo de la película, ésta focaliza en el resentimiento y deseo de venganza como motor de acciones colectivas. No lo dice expresamente Lamata pero es inevitable que el espectador establezca hipótesis, similitudes, comparaciones, explicaciones sobre el presente. Lamata dice en foro sobre su filme, que la escurridiza noción de identidad tiene y debe tener entre sus bases el elemento Memoria. Esta película es un aporte a esa memoria.

De acuerdo a lo expresado por la historiadora Inés Quintero en el foro que siguió a la proyección el pasado 10/9, un principio inamovible de los historiadores profesionales es que la historia no se repite, lo cual es estrictamente cierto y supone una observación objetiva y atenta a los detalles y particularidades de cada situación histórica. Otra certeza de los historiadores es que el resentimiento y el deseo de venganza es un elemento que puede estar presente en un hecho histórico con mayor o menor intensidad y amplitud, pero que tales pasiones no son por sí explicaciones de los hechos que se observan.

Entremedio del relato de la vida y "arco dramático" del personaje Boves, el creador logró sin distracción ni pérdida de foco, dar algunas pinceladas muy ilustrativas de los prejuicios clasistas del mantuanaje entonces, la facilidad con que la clase gobernante se adapta, acomoda y se pone al servicio de los nuevos que irrumpen y asaltan el poder, por muy despreciables que ellos sean vistos por la oligarquía. Interesante punto que uno puede ver en prácticamente todas las épocas, en todos los países cuando llega un nuevo grupo al Poder.

Es una gran tentación para quien esto escribe entrar en el tema de lo que historiadores y conocedores de la historia llaman "La Guerra Social", en medio de la Guerra de Independencia venezolana. Pero por razones obvias, se abstiene y se contenta solo con dejar sembrada la semilla para que los curiosos la cultiven con sus lecturas y vean crecer una de las más bellas flores que nos regala la vida : El brillo y placer intenso del entendimiento cabal de las cosas, de la comprensión.

Para concluir : Otro elemento a destacar en la película es que Lamata construye mundos imaginarios con personas y situaciones plausibles. Lamata dota a personajes y situaciones de enorme fuerza y carga simbólica, lo que le permite imaginar, filmar y presentar "mundos" oscuros, extraños, saturados de ignorancia mágica y a la vez algunas comprensiones simples y profundas. Un artista es un ser especial dotado de lo que hace a los demás soñar, por lo que nos gusten o no tales mundos imaginados, el solo hecho que alguien los cree para mí, amerita respecto a ese alguien, consideración muy especial.

Luis Alberto Lamata sabe que Taita Boves no es una película comercial porque no cumple con dos requisitos ineludibles : El público no se identifica con el personaje Boves, dada su violencia, locura y sangrienta muerte; tampoco hay un "final feliz" sino por el contrario, trágico.

La película Boves es interesante para quien vaya en disposición de apertura. Recomendable.

"Actos indecentes"

"Actos indecentes": Algunos criterios de apreciación formal

Desde el 16 de julio viene presentándose con gran éxito en Escena 8 la obra teatral del venezolano Moisés Kaufman, "Actos Indecentes", sobre los tres juicios en 1895 del escritor irlandés Oscar Wilde. Lo que sigue es un repaso compositivo de algunos elementos de valoración de la obra referidos exclusivamente a lo formal, quedando para alguna oportunidad posterior el análisis de los temas de fondo explícitos e implícitos, así como los mensajes y matices involucrados, que son muchos, complejos e interesantes. Entonces :

Puesta en escena / Escenografía: Muy sencilla -minimalista-, solo los elementos necesarios para la expresión eficaz de lo que se quiere decir. Con lo básico se da cuenta claramente de la época, lugar, situación. Aplica también esta valoración para el vestuario. El elemento luz amerita ser particularmente resaltado ya que crea las atmósferas requeridas para cada segmento dramático y agrega valor, subraya emociones y focaliza la atención del público en personajes, momentos, espacios, según se necesite. Es lenguaje teatral pero bien usado realmente agrega valor y demuestra solvencia de dirección y equipo. El elemento música / sonido además de apropiado a los fines de cada segmento de trama es muy notable porque en ocasiones opera como adjetivo que califica o acentúa el momento dramático, mientras que en otros el sonido pasa a ser la acción, el hecho, el sustantivo, lo que define qué sucede en escena.

La historia: Relatada de manera tan clara que no hay forma de perderse. Se infiere un deseo muy fuerte del creador de que el público siga el relato y capte sus significados evidentes y los no tanto.

Los Personajes / Actuación: Recreados en la mente del Director de manera cercana a lo que pudo ser una parte de la realidad y re-presentados por los actores con sorprendente naturalidad y verosimilitud, sin excesos. El perfilado que hace Kaufman y la personificación que escenifica Javier Vidal como Oscar Wilde impactan y transmiten con intensidad pero mesura las motivaciones y el arco dramático del personaje. Parecido aplica al personaje Sir Alfred Douglas -joven amante de Wilde- y de quien lo personifica, Juan Carlos Alarcón. También son destacadas las actuaciones de Rolando Padilla y Fernando Yvosky en sus dobles papeles de Carson y Narrador; Clarke y Narrador, respectivamente. Los otros cuatro jóvenes actores que se desdoblan sucesivamente en hasta cinco personajes cumplen contundentemente con sus funciones dramáticas, generando a la vez gran diversión y aprobación del público. Mínimo cambio de una prenda de vestir -ejemplo un sombrero, un paraguas, unos lentes, etc.- transmiten de modo eficaz los roles que se van asumiendo. Un caso es especial : El actor Karl Hoffman representa a tres personajes sucesivos, uno de ellos el Marqués de Queensberry, padre de Lord Alfred. Por diseño del creador / Director, se perfila su carácter como irascible, violento, enajenado. El trabajo actoral de mantenerse largo rato en silencio, crispado emocional y físicamente requiere de gran disciplina y auto control, y Hoffmann lo logra, seguramente a un alto precio de fatiga. Algunos personajes fueron creados con la naturalidad como característica sobresaliente -casos Wilde, Alfred, abogados; otros fueron dibujados y actuados con carga algo más intensa -no exagerada- como el caso de los jóvenes que atestiguan en contra de Wilde en el segundo acto, o el de la reina Victoria. El único caso extremo es el de Queensberry, ya mencionado.

Otros elementos teatrales: El lenguaje utilizado en toda la obra es de altísimo nivel literario, tanto en las citas de textos de Wilde como en parlamentos creados por el Director. Las voces de prácticamente todos los actores se benefician de la técnica de "respiración completa" utilizando toda la capacidad pulmonar desde la zona baja del tórax lo que produce voces de gran fuerza y alcance, pudiendo transmitir inflexiones con claridad. Se destaca también el uso muy agradable de coreografías en que varios actores realizan una acción a la vez o en secuencia. Es de resaltar también que las fuentes documentales que alimentan los textos son identificadas repetidamente en la obra, y son perfectamente verificables. Otro elemento a ser apreciado es el cambio de tiempo histórico y de lenguaje que hace quien representa a Sir Alfred : Ahora dialoga y sufre con Wilde la tormentosa relación; ahora explica desde el hoy el significado de una acción o situación; ahora regresa al tiempo y espacio de los hechos dramáticos. Muy notable el diseño o creación de ese juego temporal y muy destacable su implementación actoral. Al principio del segundo acto hay un segmento ubicado en el hoy, donde un caricaturesco experto dialoga con un no menos caricaturizado y divertido entrevistador sobre el significado de algunos aspectos del juicio, de la conducta de Wilde, etc., lo que aporta al público lo que sería la visión del Director. Otro recurso interesante que por conocido no deja de ser eficaz a la comunicación actores - público, es que con frecuencia éstos se dirigen al público como si aquél fuera el Jurado del juicio.

En fin, Lo que se ha descrito aquí de manera compositiva, fraccionada, tiene un elemento integrador : Su creador y Director. Todo lo bueno apreciado hasta aquí, y mucho más es de serle reconocido a Moisés Kaufman en primer lugar y al codirector, Michel Hausmann.